DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO - JULIA NAVARRO (2013)

Marian Miller se encuentra en Israel como cooperante de una ONG. Su propósito es elaborar un informe sobre los asentamientos judíos en tierra palestina. Para ello se entrevistará con Ezequiel Zucker, un anciano de Jerusalén que le contará la historia de cómo sus antepasados judíos llegaron a la Tierra Prometida. Marian a su vez le irá relatando la versión árabe de la familia Ziad.

A través de las páginas de "Dispara, yo ya estoy muerto", es fácil adivinar la autoría de la misma. La prosa de Julia Navarro está latente en toda la novela, y quien haya leído su anterior novela "Dime quién soy", verá que ambas están estructuradas de forma muy similar. Por lo tanto, nos encontramos ante una historia extensa, dónde alguien busca respuestas en el pasado, recorriendo numerosos escenarios y hechos históricos, para rematar con un final inesperado.

Pese a su extensión, la lectura es bastante fluida, los numerosos diálogos la agilizan y la trama te absorbe desde las primeras páginas. Quizás lo más complicado sea la gran cantidad de personajes que aparecen durante todo el relato. Las principales protagonistas son la familia Zucker, judíos naturales de Rusia y los Ziad, árabes palestinos, de las que, al prolongarse durante muchos años la historia, conoceremos varias generaciones, y a todo esto hay que añadir los continuos cambios de escenario, donde inevitablemente aparecen nuevos personajes. 

Son muchos los acontecimientos históricos por los que viajaremos, todos ellos enfocados a la persecución a la que se han visto sometidos los judíos a lo largo de la Historia, desde los pogromos contra ellos en la Rusia zarista hasta las crueles cámaras de gas nazis, todo ello para llegar al, todavía actual, conflicto existente entre israelíes y palestinos. Desde mi particular punto de vista, creo que el tema está tratado bastante objetivamente. Un asunto delicado, que hoy en día seguimos viendo a diario en las noticias y que muchos nos hemos acostumbrado tanto a ello, que ni siquiera nos preguntamos dónde radica el problema. Y ese es el propósito de esta novela, llevarnos al origen de esas desavenencias. Ver las guerras que han causado las religiones y las luchas territoriales, pero darse cuenta también del papel fundamental que representan las grandes potencias mundiales, que supuestamente están para respaldar a los más desfavorecidos, pero claro, siempre que esto de beneficios, si no da igual que se maten entre ellos. Como veis el libro da para mucho.

Estamos ante preciosa historia, narrada con una exquisita sensibilidad, dado el tema que trata y que esconde tras de sí un gran trabajo de documentación. Por todo ello recomiendo su lectura.